Ha sido una dura semana, todos los recuerdos de esos tres dias perduraban en mi mente, fugaces algunos, irrepetibles otros, ninguno de ellos hacia querer olvidar ni un solo minuto aunque después de dormir profundamente, lo echaba de menos, echaba de menos todo lo que tenia que ver con esos tres dias, pero sobre todo una tarde de domingo, que sin tener nada magnifico fue un soplo de aire fresco, un trocito de tierra en medio del vasto oceano, un soplo de aire fresco a tanto aire viciado, sin tener nada de extraordinario, a mi me dejo muy marcado, marcadisimo de por una vez en mi vida sonreir porque estaba muy agusto, no sonreir por guion.
Tras esa semana, necesitaba hablar, lo necesitaba de verdad pero me he dado cuenta que al final de una manera u otra todo se sabe, todo se adivina y todo se olvida hasta que se vuelve a necesitar, quizas cuando llegue ese momento yo habre olvidado tanto que no tenga necesidad de hablar, porque ya no tendre nada que contar, la soledad es asi, un dia aparece por tu puerta y al final es ella quien se queda contigo; sola, fria, terriblemente cruel y sobre todo muy longeva, nada ni nadie puede apartarla de tu camino, estoy predestinado a vivir con ella para el resto de mi vida.
Ad aeternum soledad.
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